lunes, 21 de enero de 2019

Un examen del matrimonio entre personas del mismo sexo (Génesis 2:18-25).


Como la mayoría de ustedes saben, en México se ha generado un gran debate sobre los matrimonios entre personas del mismo sexo. Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en 2015 se registraron 558 mil matrimonios. De estos, el 99.7% correspondieron a uniones legales de personas de distinto sexo, mientras que 1,749, es decir el 0.3% fueron matrimonios legales entre población del mismo sexo.[1]  En México, la legalización de los matrimonios homoparentales inició a escala local desde el 2009, cuando la Asamblea Legislativa del Distrito Federal aprobó el matrimonio entre personas del mismo sexo. Luego se sumaron Quintana Roo, Coahuila, Chihuahua, Nayarit, Jalisco, Guerrero, Campeche, Michoacán, Morelos, Colima y Chiapas. Según Miguel Ángel Morales Sandoval, Profesor de la Facultad de Derecho de la UNAM, y Graciela Gutiérrez Garza, Economista por el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores Monterrey, “Mientras en todo el país, los matrimonios heterosexuales tienden a la baja y el número de divorcios va en crecimiento, las parejas del mismo sexo —al menos en las estadísticas— parecen gozar de una mayor estabilidad”.

En el año 2016, el expresidente Enrique Peña Nieto envió al Congreso una iniciativa de reforma para incluir en el artículo 4o. Constitucional el derecho al matrimonio igualitario que además contempla la adopción, tal y como lo determinó la Suprema Corte de Justicia de la Nación para así contar con un modelo nacional. El expresidente anunció que se buscaba “reconocer como un derecho humano que las personas puedan contraer matrimonio sin discriminación alguna… Es decir, que los matrimonios se realicen sin discriminación por motivos de origen étnico o nacional, de discapacidades, de condición social, de condiciones de salud, de religión, de género o preferencias sexuales”. No obstante, y después de un intenso debate que se extendió por todo el país, la iniciativa presidencial fue desechada en el Congreso.  El debate sigue, pero poco a poco el “matrimonio igualitario” se ha ido aceptando y extendiendo por todo nuestro país. Los promotores son muchos, y mucho la inversión de tiempo y dinero en la promoción de dicho estilo de vida.  ¿Qué dice la Palabra de Dios al respecto?

El pasaje de Génesis que encabeza este capítulo, describe la primera familia del mundo. En esa escritura, Dios reúne a un hombre y una mujer y los une en matrimonio. El pasaje de Mateo, por su parte, habla del designio de Dios y su autoridad sobre el matrimonio.

Dado que este tema está al día en nuestro mundo, y dado que la comunidad homosexual radical está exigiendo el reconocimiento de su estilo de vida y el matrimonio entre personas del mismo sexo, creo que es importante que nos tomemos el tiempo para examinar este asunto desde una perspectiva bíblica.

Este problema es importante porque, con el avance de la promoción del matrimonio entre personas del mismo sexo, el matrimonio, tal como lo conocemos, tendrá que redefinirse. Si eso sucede, la misma base de la sociedad y la iglesia se volverán cada vez más inestables y podrían llevar al colapso de nuestra sociedad.  Este problema es importante porque, como lo es la familia, también lo es la iglesia, la comunidad, el gobierno y la nación. Dios diseñó el matrimonio, y por eso es importante que comprendamos, reconozcamos y respetemos ese diseño divino. Los hombres pueden promover la modificación del mismo, pero siempre sin contar con la aprobación del autor original del mismo.

Hagamos un examen bíblico del matrimonio entre personas del mismo sexo. Consideremos lo que dice la Biblia sobre la institución del matrimonio y la abominación de la homosexualidad. Nada en mis palabras tienen el fin de ofender, o insultar, o agredir a nadie. Pero es importante que respetemos la palabra de Dios, y describamos las cosas exactamente como ella lo hace. ¿Qué dice la palabra de Dios sobre el matrimonio, la homosexualidad? ¿Qué podríamos concluir en base a ella con respecto al matrimonio compuesto entre personas del mismo sexo?

LO QUE DICE LA BIBLIA SOBRE EL MATRIMONIO.

Para saber lo que dice la Biblia, y desde luego, lo que dice Dios sobre el matrimonio, es necesario ir al principio. ¿Por qué al principio? Porque es en el principio donde Dios establece la esencia y la naturaleza de todo lo que existe. Todas las cosas son como son, precisamente porque Dios así lo diseñó. El agua tiene las características que tiene, precisamente porque Dios así la diseñó. Si modificamos esa composición de átomos, o añadimos otros que ella no tiene, entonces deja de ser agua. De la misma manera que todo lo que existe, existe como es porque en el principio así fue creado por Dios, y eso mismo se puede decir sobre el matrimonio. ¿Qué dice Dios sobre el matrimonio? Leamos Génesis 2:24 – “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne”.

Dios dice que el matrimonio es heterosexual“Por tanto, dejará el HOMBRE a su padre y a su madre, y se unirá a su MUJER, y serán una sola carne” (Génesis 2:24).

¿Qué significa heterosexual? Heterosexual es aquello perteneciente o relativo a la heterosexualidad. Este término hace referencia a la relación erótica entre individuos de diferente sexo. De allí que, al decir Dios, “hombre” y “mujer”, vemos que el matrimonio es compuesto solamente por dos personas de diferente sexo.

Si cambiamos esa composición, entonces ya no es matrimonio, y así, no pueden ser unidos por Dios. La unidad mínima del agua, por ejemplo, es una molécula: H2O. Si a una molécula de agua le añadimos o quitamos un átomo dejaría de ser agua. El Agua Oxigenada (Peróxido de hidrógeno) se diferencia del agua común en un sólo átomo de oxígeno: H2O2. El Peróxido de hidrógeno posee dos átomos de hidrógeno y dos de oxígeno en lugar de uno sólo como el agua.  ¿Ven ustedes? Cuando modificamos las cosas que Dios creó con características particulares y únicas, entonces tenemos algo diferente, y a veces hasta defectuoso.

Para ilustrar lo anterior, consideremos a una persona “transexual”, la cual puede parecer mujer, pero biológicamente siempre será un “hombre”, o siempre será una mujer. De allí que no pueden multiplicarse. El hombre es como es, y la mujer es como es, y así, ambos se complementan entre sí para formar un matrimonio.  Otro tipo o clase de seres humanos no fueron diseñados por Dios, y nunca serán un matrimonio, aunque las personas, o las leyes, o las iglesias así los quieran llamar.

El matrimonio entre personas del mismo sexo, también conocido como matrimonio homosexual, matrimonio igualitario o matrimonio gay, reconoce legal o socialmente un matrimonio formado por contrayentes del mismo sexo biológico o legalmente reconocido. Las primeras leyes de la época actual en reconocer el matrimonio entre personas del mismo sexo fueron aprobadas durante la primera década del siglo XXI. Hasta la actualidad, en 2016, 19 países (Argentina, Bélgica, Brasil, Canadá, Colombia, Dinamarca, España, Estados Unidos, Francia, Irlanda, Islandia, Luxemburgo, Noruega, Nueva Zelanda, Países Bajos, Portugal, Sudáfrica, Suecia y Uruguay) permiten casarse a las parejas del mismo sexo en todo su territorio y otros dos (México y Reino Unido) lo permiten en una parte del mismo. Pero, como vemos, no fue diseñado por Dios, y así, representa una perversión del plan original de Dios para el matrimonio.

Dios dice que el matrimonio es monógamo “Por tanto, dejará EL HOMBRE a su padre y a su madre, y se unirá a SU MUJER, y serán una sola carne” (Génesis 2:24).

La poligamia simultánea (Hombre casado con más de una mujer al mismo tiempo) no es el plan de Dios. La poligamia consecutiva (Hombre divorciado y casado con otra mujer) no es el plan de Dios tampoco.

Dios dice que el matrimonio es permanente“Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y SE UNIRÁ a su mujer, Y SERÁN UNA SOLA CARNE”.

La palabra hebra “ve·da·Vak”, originalmente significa “pegarse”, “adherirse”, “ligarse”, “atarse” (cfr. Job 19:20; 41:17). De ella viene la palabra “pegamento”. La palabra “ligar” significa “obligación”, “sujeto”, “deber” (Thayer). No obstante, dicha condición puede ser positiva o negativa. Una persona puede estar bajo una de estas condiciones:

  1. “ligado” y casado escrituralmente (Mateo 19:5).
  2. “ligado” y no casado (1 Corintios 7:10-11).
  3. Uno de los cónyuges “ligado” mientras está casado no escrituralmente con otro (Marcos 6:17-18; Romanos 7:2-3).
  4. Uno de los cónyuges “ligado” aunque no casado, mientras que el otro está libre (Mateo 19:9).

Cuando hablamos de la unión que existe en el matrimonio escrituralmente formado, es importante entender que es más que un “contrato”, pues bíblicamente en realidad es un “pacto” (Malaquías 2:14). El contrato, según la ley, se puede cancelar, pero el pacto no puede ser cancelado (cfr. Gálatas 3:15). Dios hace “pactos” y cumple todo lo que “promete”. En el matrimonio se hacen “promesas”, se hace un pacto que no puede ser cancelado por el hombre. Quienes cancelan dicho pacto, atentan contra el diseño de Dios para el matrimonio.

Dios dice que el matrimonio es una profunda unión  “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y SERÁN UNA SOLA CARNE”.

El matrimonio debe, entonces, perdurar hasta la muerte – “si su marido muriere, es libre de esa ley, de tal manera que si se uniere a otro marido, no será adúltera” (Romanos 7:3). Esto nos dice que el matrimonio no continúa después de la muerte, es un asunto meramente terrenal, y no continuará hasta la eternidad (cfr. Mateo 22:25-29a). Pero, mientras se viva en él, debe ser perdurable. El ser humano no puede separar esta unión – “Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre” (Mateo 19:6).

Dios nos manda evitar aquello que lo traiciona“No cometerás adulterio” (Éxodo 20:14).

El factor común de los diez mandamientos, es el de respetar cosas sagradas: A Dios, su nombre, su día, la vida, la propiedad y el matrimonio. El adulterio es una violación, una falta de respeto al pacto que se ha hecho delante de Dios.

Por eso es importante aprender y recordar continuamente lo que Dios dice sobre el matrimonio.

LO QUE JESÚS ENSEÑÓ.

Nuestro Señor Jesucristo enseñó sobre el matrimonio, que el tal fue instituido por Dios al principio. Jesús dijo, “¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo, y dijo: Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne?” (Mateo 19:3-4; cfr. Génesis 2:18-25). El matrimonio, según Jesús, fue diseñado para ser compuesto por aquellos que creó, es decir, “varón y hembra” (Mateo 19:4). Dios creó un “varón” y una “hembra”, no más. Y es para ellos que el matrimonio fue diseñado. La enseñanza de Jesús es conforme a la voluntad de Dios, es conforme a las Escrituras.

Jesús también enseño que el matrimonio es para el hombre y la mujer que, al casarse, se unen en una sola carne (Mateo 19:5). Solo un hombre y una mujer, dice el Señor, sólo ellos pueden, ante los ojos de Dios, ser “una sola carne”. Pretender que Dios reconocerá el matrimonio entre “varones”, o entre “mujeres”, es pensar radicalmente diferente a él. Es ir en una dirección diferente a la de Dios.

Jesús también declaró que, el matrimonio entre el hombre y la mujer, es una unión que Dios realiza, no el estado (Mateo 19:6). Jesús dice, “lo que Dios juntó”. Si el gobierno, o alguna iglesia realiza una unión, ¿qué validez tiene ante Dios? ¡Ninguna! Dios es soberano en este asunto. Es él quien junta, y así es él quien reconoce un matrimonio. Y el matrimonio que él reconoce, y en el cual obra, es el que se compone de “varón” y “hembra”.

Jesús también mostró que, la gente, el gobierno o algunas iglesias pueden intentar terminar un matrimonio, pero solo Dios puede comenzar o terminar un matrimonio (Mateo 19:6-9). Mostró claramente que la persona tiene la capacidad de divorciarse y volverse a casar, y aún así cometer y vivir en adulterio (Mateo 5:31-32). Indicó que, si existe repudio, es solamente por causa de fornicación, teniendo el inocente derecho de formar un nuevo matrimonio (Mateo 19:9)

LO QUE ENSEÑARON LOS APÓSTOLES.

En Hebreos 13:4, la escritura nos enseña que el sexo, dentro de la relación matrimonial es honorable. Se sigue que, fuera de la relación matrimonial no lo es. Las relaciones sexuales fuera del matrimonio son deshonrosas.

Para evitar el pecado de fornicación, la satisfacción sexual debe encontrarse en el marco de la unión matrimonial (1 Corintios 7:1-2).

Todas las demás discusiones relacionadas con el matrimonio describen la relación matrimonial como existente entre un “hombre” y una “mujer” (cfr. 1 Corintios 7:3-48; Romanos 7:1-4; Efesios 5:22-33; Colosenses 3:18-19; 1 Timoteo 3:2, 11-12; 5:14; Tito 1:6; 2:4-5; 1 Pedro 3:1-7)

UN RESUMEN BÍBLICO DEL MATRIMONIO.

  1. Las actividades sexuales solamente son honrosas dentro del matrimonio compuesto por un hombre y una mujer.

  1. Las relaciones sexuales fuera del matrimonio son pecaminosas, sean practicadas por heterosexuales u homosexuales.

  1. El matrimonio es una institución divina, y no una institución civil. Mientras que el estado expide licencias de matrimonio y regula la práctica del matrimonio, el matrimonio es una institución divina que une a un hombre y una mujer como una sola carne ante sus ojos.

  1. Dios determina los parámetros que constituyen un matrimonio apropiado. Esos parámetros no son establecidos por los hombres.

  1. La Biblia siempre habla del matrimonio como un pacto que existe entre un hombre y una mujer.

  1. No hay una sola mención sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo como siendo permitido por Dios, aunque la práctica era conocida entre los gentiles.

  1. No hay enseñanza bíblica sobre cómo funcionaría el matrimonio entre personas del mismo sexo, incluso si fueran reconocidos por Dios (cfr. Efesios 5:23).

UNA VISTA BÍBLICA DE LA HOMOSEXUALIDAD

En el Antiguo Testamento.

En la Biblia tenemos algunas referencias a uniones o prácticas homosexuales. En Génesis 19:1-13, leemos sobre ello, cuando los varones de la ciudad, alzaron la voz en referencia a otros varones, diciendo, “¿Dónde están los hombres que llegaron aquí esta noche? Hazlos salir para que podamos tener relaciones sexuales con ellos.” (v. 5/PDT). Por su parte, Lot, quien era un hombre justo (cfr. 2 Pedro 2:7, 8), calificó aquello como un acto de “maldad” (v. 7).  Es verdad que en este tiempo la ley de Dios en forma escrita aún no existía; sin embargo, ¿quién podría decir que la norma de conducta que en dicha ley leemos, era desconocida en el mundo? La verdad es que, aunque los hombres no tenían la ley escrita, ¡sí existía en sus corazones! (cfr. Romanos 2:14-16). Por esa ley escrita en sus corazones, los hombres de Sodoma bien fueron calificados como quienes tenían una “nefanda conducta” y como “malvados” (2 Pedro 2:7). Es así que Pedro hizo referencia a “los hechos inicuos de ellos”.  Entre los profetas, haciendo referencia al mismo evento, dice que “hicieron abominación delante de mí, y cuando lo vi las quité” (Ezequiel 16:50). La abominación aquí referida, no es otra cosa que la homosexualidad de los varones de Sodoma, prohibida y castigada bajo la ley de Moisés (cfr. Levítico 20:13).

La otra referencia la encontramos en la prohibición de Levítico 18:22 y 20:13. Al leer estos textos bíblicos, necesitamos entender que en la Biblia Dios nunca juzga a los individuos con base en los códigos de su propia ética cultural. Sólo la ley de Dios es la norma más alta por medio de la cual los hombres seremos juzgados (Romanos 1:12-16). Con esto en mente, nos damos cuenta que en la ley de Moisés, la homosexualidad es considerada una “abominación” que se castigaba con la pena de muerte.

En Jueces 19:15-25, encontramos el tercer caso de hombres perversos, quienes hicieron lo mismo que los habitantes de Sodoma. En 1 Reyes 14:24, tenemos otra referencia, que dice, “Hubo también sodomitas en la tierra, e hicieron conforme a todas las abominaciones de las naciones que Jehová había echado delante de los hijos de Israel”. En todos estos casos se habla de maldad, perversión y abominación.

En el Nuevo Testamento.

Se dice que las mujeres y los hombres que practican la homosexualidad y el lesbianismo están cometiendo actos contra naturaleza, dejándose llevar por sus pasiones y deseos carnales (Romanos 1:26-27).

El apóstol Pablo dice que, “ni los afeminados, ni los que se echan con varones… heredarán el reino de Dios” (1 Corintios 6:9, 10). También afirma que “la ley” fue dada “para los sodomitas”, calificando dicha práctica como opuesta “a la sana doctrina” (1 Timoteo 1:10)

Finalmente, en la carta de Judas, haciendo referencia a ciudades como Sodoma, Gomorra y otras no mencionadas, las cuales, “habiendo fornicado e ido en pos de vicios contra naturaleza, fueron puestas por ejemplo, sufriendo el castigo del fuego eterno” (Judas 7)

Creo que del testimonio de las Escrituras se desprende que Dios ve el matrimonio como una institución entre un hombre y una mujer. También está claro que todas las formas de homosexualidad, y cualquier expresión sexual fuera de la relación matrimonial, es pecaminosa. Concluyamos nuestro tiempo juntos considerando algunas preguntas sobre esta controversia sobre el “matrimonio entre personas del mismo sexo”.

¿Qué tiene de incorrecto?

No es correcto que, por causa de los deseos y la confusión de los hombres, el matrimonio, como institución divina, siendo compuesto por un hombre y una mujer, tenga ahora que ser cambiado por algo distinto, ignorando la voluntad de Dios, así como las necesidades de los niños y la sociedad. Los niños y la sociedad necesitan el matrimonio, y este, compuesto por un varón y una mujer. Si así no fuese el caso, Dios no lo habría diseñado de esa manera.

También representa una seria amenaza para la libertad religiosa. El “matrimonio entre personas del mismo sexo”, influye en lo que se enseña a los niños en las escuelas públicas sobre sexualidad, relaciones y matrimonio. También daría lugar a que individuos u organizaciones religiosas sean estigmatizadas, perseguidas o se les niegue el derecho a ofrecer servicios. En algunos lugares, por ejemplo, existen agencias de adopción que se han visto obligadas a terminar sus servicios, por dejar de ser financiadas por estados donde se promueve el “matrimonio del mismo sexo”. Si “El matrimonio entre personas del mismo sexo” se convierte en la ley de la tierra, las iglesias se verían obligadas a reconocer esos matrimonios como válidos. Los predicadores se verán obligados a no predicar contra dicho estilo de vida, enfrentando multas o el encarcelamiento.

¿La prohibición de los “matrimonios entre personas del mismo sexo” no interfiere con el amor?

El amor es una gran bendición, pero el matrimonio no se trata solo del amor. Por su propia naturaleza, el matrimonio es una institución exclusiva. No se permite que los hermanos, los niños o más de dos personas se casen debido al daño potencial tanto para las personas como para la sociedad. Claramente, el matrimonio no es solo sobre el amor; se trata de unir a un hombre y una mujer en una unión complementaria que crea el mejor ambiente para tener y criar hijos. Es una relación familiar especial que ha sido reconocida por el gobierno debido a los muchos beneficios que aporta a la sociedad.

¿La oposición a los “matrimonios entre personas del mismo sexo”, niega los beneficios cruciales para las parejas del mismo sexo, las parejas no casadas y sus hijos?

Esta es una cortina de humo lanzada por aquellos que están a favor de permitir los “matrimonios entre personas del mismo sexo”. El problema real no son los beneficios; es el matrimonio. Los grupos locales, las empresas privadas y los gobiernos pueden decidir los beneficios por sí mismos. El meollo del asunto es la re definición del matrimonio, nuestra institución social más básica y el mejor entorno familiar para criar niños sanos. Permitir que los gobiernos estatales o locales reconozcan cualquier otra unión legal doméstica socava la institución del matrimonio. El reconocimiento marital no es necesario para la atención médica, el seguro, las visitas al hospital, la educación o muchos otros beneficios que los opositores a tales matrimonios están afirmando.

¿Los opositores de los “matrimonios del mismo sexo” creen que las parejas del mismo sexo no pueden ser buenos padres?

Dos hombres pueden ser, cada uno, un buen padre. De eso no hay duda. Pero, la verdad es que ninguno puede ser madre. Dos mujeres pueden ser individualmente buenas madres, pero ninguna puede ser padre. El ideal para los niños, y el derecho que ellos tienen, siempre ha sido, y siempre será, el cuidado y el amor único e insustituible de su propia madre y su padre casados. Miles de estudios que involucran a niños de padres solteros y hogares rotos, han demostrado que las niñas pequeñas y los niños pequeños necesitan que los padres, hombre y mujer, prosperen. Dos padres del mismo sexo no pueden proporcionar a los a los niños lo que solamente padres de sexo opuesto pueden proporcionar. Los niños se desempeñan mejor cuando son criados por su madre y padre casados. El abrumador cuerpo de evidencia de las ciencias sociales establece que los niños se desempeñan mejor cuando son criados por sus padres casados ​​en un matrimonio de bajo conflicto. Si bien la muerte, el divorcio y otras circunstancias no permiten este entorno ideal para todos los niños, aún así debemos promover y alentar el mejor entorno posible para nuestros hijos, ya sea en el hogar, la escuela o en cualquier otro lugar. Cuando sus hijos son criados por su madre y su padre, experimentan menos pobreza, cometen menos suicidios y menos delitos, tienen la mitad de probabilidades de quedar embarazadas fuera del matrimonio, se desarrollan mejor académicamente y socialmente, y son más saludables física y emocionalmente cuando se convierten en adultos

¿Cuál debería ser nuestra posición sobre los “matrimonios entre personas del mismo sexo”?

Nuestra posición debe ser la misma que la de Dios. Dios ve el matrimonio como una institución entre un hombre y una mujer. Él ve todas las relaciones sexuales del “mismo sexo” como pecaminosas, perjudiciales para la familia y, en última instancia, destructivas para el tejido mismo de la sociedad.  La Biblia no guarda silencio sobre este tema, y ​​tampoco deberíamos hacerlo nosotros.



[1] (INEGI) Estadísticas a propósito del 14 de febrero, matrimonios y Divorcios en México, México, 2017.

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