“En el principio”.
Del hebreo “re'shit”, palabra que indica el
comienzo o inicio de algo. ¿El principio de qué? De “los cielos y la
tierra”. Todo lo que existe tuvo un principio. Ese principio se debe a
que “Dios creó” todas las cosas. A pesar de que el francés Antoine-Laurent Lavoisier
(1743-1794), a quien se le conoce como el padre de la química, en base a sus
experimentos llegó a la conclusión de que “la materia no se crea”, la verdad es
que, tanto “los cielos y la tierra”, todo lo que existe tuvo un “principio”. La materia fue creada, y a partir de eso,
tiene las cualidades necesarias para su función, mismas que la hacen parecer
eterna, y así será dentro del tiempo en que Dios determine su existencia. Llegará un día en que la materia
sencillamente dejará de ser (cfr. 2 Pedro 3:10, 12). Es por esta verdad que
todo lo que existe es llamado “la creación” (cfr. Marcos 10:6; Marcos 13:19; 2
Pedro 3:4). Todo fue creado por Dios (cfr. Hechos 4:24).
“creó”
Es importante que usted note que, al crear Dios los
cielos y la tierra, es cuando inicia "el principio”. Existen personas confundidas que creen que
entre los versos 1 y 2 de éste capítulo, hay una "brecha de millones de
años". La palabra "principio" contradice esa idea. Si aquí es donde tiene su
"principio" la creación, entonces lo que dicen los versos 1 al 3, son
parte de este principio. Es verdad que
en Génesis 1:1 leemos la palabra "bará", que significa generar o
crear algo de la nada, en lugar de la palabra "asah", la cual, según
los promotores de la llamada "teoría de la brecha" (véase verso 2);
significa "remodelar" o “producir cosas de materia existente”. Con esta "distinción", ellos creen
que Dios creó de la nada la tierra hace millones de años, mismos que pasaron
antes de un supuesto cataclismo entre el verso 1 y 2, y así, Dios procedió a
"remodelar" lo que había creado hace "millones de
años". Tal distinción es
falsa. En la Biblia vemos que la palabra
"asah", se usa para hacer referencia a lo que Dios hizo en Génesis
1:1. Véase Génesis 1:31; Génesis 2:2-4;
Éxodo 20:11; 2 Reyes 19:5; 2 Crónicas 2:12; Nehemías 9:6; Salmos 33:6; Salmos
96:5; Salmos 115:15; Salmos 121:2; Salmos 124:8; Salmos 134:3; Salmos 136:5;
Salmos 146:6; Proverbios 8:26; Eclesiastés 3:11; Isaías 37:16; Isaías 44:24;
Isaías 45:12, 18; Jeremías 10:12; Jeremías 27:5; Jeremías 32:17; Jeremías
51:15. ¿Hay distinción, entonces, entre
"bará" y "asah"? Apelar a su distinción semántica y
establecerse allí una diferencia en la narración que nos ocupa, es negar por
completo el uso que hace la Biblia de dichos términos. Ambos describen el acto creativo de Dios
"en el principio".
“creó Dios”
Este primer versículo hace notar también que, nada
en los cielos, ni nada en la tierra, es Dios.
Los antiguos, particularmente en los tiempos de Moisés, creían que los
astros, o la tierra misma, eran dioses. No obstante, este verso hace notar que
no son dioses, sino producto del poder del Dios verdadero. La grandeza misma de la creación, es decir,
de la tierra y el universo, nos dan testimonio, o son una evidencia, una
huella, una marca de la grandeza de Dios (cfr. Isaías 43:7; Apocalipsis 4:11;
Proverbios 8:22ss). De ahí que leemos en
el salmo 19:1, "los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento
anuncia la obra de sus manos".
En Romanos 1:20, Pablo explica que "las cosas invisibles de él,
su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del
mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas". ¡Cuán grande es su eterno poder! ¡Cuán
sublime es su naturaleza! (cfr. Salmo 33).
Por tanto, ¿dónde podremos encontrar aliento y guía para nuestras almas?
No en las cosas creadas, sino en Dios. El salmista dijo, “Alzaré mis ojos a
los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová, que hizo los
cielos y la tierra.” (Salmo 121:1-2).
“Dios”
¿Quién creó todas las cosas? Fue el Dios que se
revela en la Biblia, y no ninguno de los “dioses falsos” de las naciones.
Mientras que el Dios de la Biblia es eterno, y no así la materia, el dios
egipcio “Amón-Ra”, emergió de “un océano infinito de aguas inmóviles” que es
conocido como “Nun”. El dios egipcio no es eterno. Mientras que el Dios de la
Biblia crea todas las cosas, tales como el cielo, el aire, la humedad, etc.,
los egipcios conciben a todas esas cosas como “dioses”, tales como “Shu” (dios
del aire), “Tefnut” (diosa de la humedad), “Geb” (dios de la tierra) y “Nut”
(diosa del cielo), y así una gran variedad de dioses por los que nace el
universo. Mientas que el Dios de la Biblia forma al hombre del polvo de la
tierra, y sopla en su nariz aliento de vida, para que sea a su imagen y
semejanza, los egipcios suponen que “Jnum”, un dios con forma de carnero, dio
forma al hombre en un torno, en el cual no solo dio forma al cuerpo sino
también al alma. El mito se hace evidente.
La versión persa no se queda atrás, en la que conocemos a un dios
“andrógino”, quien concibe a dos gemélos (Ahira Mazda y Angra Mainyu). Se
cuenta que Angra Mainyu cayó en al abismo y comenzó el gobierno de Ahira Mazda.
Pero se inició una lucha entre ambos espíritus. Ahira Mazda creó el mundo
físico, a Gosh (el toro primordial) y al primer ser humano mortal (Gayomard).
Angra Mainyu, que por elección propia hace el mal (era capaz de hacer el bien y
para demostrarlo creó el pavo real) pretendió destruir el mundo. Dispuesto a
ello, corrió por las aguas (que se hicieron saladas), por la tierra (que se
convirtió en desierto), mató a las plantas, al toro y al humano. El esperma de Gayomard fue conducido al sol;
el de Gosh, a la luna. De éste surgieron, de nuevo, las plantas y animales. Del
de Gayomard -tras cuarenta años enterrado- aparecería un ruibarbo andrógino,
que daría lugar a la primera pareja de humanos: Mashyagh y Mashyanagh. Otra
vez, el mito se hace evidente. Entonces,
no es verdad que de las partes del cuerpo de “Vritria” se hizo el universo
(Versión Hindú), no es verdad que de una especie de huevo nacieron “Pan-ku”
para convertirse en todo el universo, para luego los hombres ser moldeados por
la diosa “Nueka” (Versión China), no es verdad que del seno del “Caos” surgió
“Gea” (la tierra) de la que se separaron “Eros” y “Tártaro”, y de quien también
surgió todo lo que existe (versión griega). Y así, diversas culturas, y
diversos dioses tales como “Ymar”, “Ometecuhtli” entre otros, sino el Dios de
la Biblia. Fue el eterno Dios que, con sabiduría, creó todas las cosas.
“los cielos y la tierra”
Si Dios creó todo lo que existe, entonces solo Dios
es eterno (Salmo 90:2). Se declara de manera enfática y directa, sin ambigüedad
alguna, que "los cielos y la tierra" fueron producto del poder y la
sabiduría de Dios (cfr. Jeremías 51:15). El apóstol Pablo declaró por
inspiración divina que, "lo que se ve fue hecho de lo que no se
veía" (Hebreos 11:3). No, el
mundo que conocemos ahora no fue producto de materia alguna que haya sido
manipulada por Dios para darle forma. Por el contrario, de la nada, Dios hizo
cada uno de los elementos que compone el universo (cfr. Isaías 40:26; Isaías
42:5, 12; Isaías 45:18; Isaías 65:17).
El salmista David nos ofrece una explicación excelente de la manera en
que Dios creó los cielos y la tierra: "él dijo, y fue hecho; Él mandó,
y existió" (Salmo 33:9). Desde
luego, toda esta creación tuvo el propósito de beneficiar a un ser que, en
apariencia, es insignificante ante todo lo creado, aunque no menos asombroso en
su funcionamiento. Este ser es el hombre.
Los versos 26-28, de Génesis 1, me hacen llegar a tal conclusión. El salmista también dice, "Digo: ¿Qué
es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, para que lo
visites? Le has hecho poco menor que los ángeles, y lo coronaste de gloria y de
honra. Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos; todo lo pusiste debajo
de sus pies: Ovejas y bueyes, todo ello, y asimismo las bestias del campo, las
aves de los cielos y los peces del mar; todo cuanto pasa por los senderos del
mar." (Salmo 8:4-8).
Es notable también el hecho de que, en este verso,
encontramos los fundamentos de la ciencia. El famoso filósofo británico Herbert
Spencer, (1820-1903), después de prácticamente toda una vida de estudio,
declaró que hay básicamente cinco fundamentos de la ciencia: tiempo, fuerza,
acción, espacio y materia. Sin embargo, cientos de años antes que él naciera,
Moisés escribió en este verso, “En el principio (tiempo) creó (acción) Dios
(fuerza) los cielos (espacio) y la tierra (materia)". Esto nos muestra
que, aunque la Biblia no es un libro científico, por inspiración divina los
escritores bíblicos hicieron declaraciones científicas ignoradas por la
ciencia, y descubiertas en los tiempos modernos. La declaración bíblica es
científicamente acertada.
Génesis
1:2
La conjunción "y", nos indica que
el relato que viene a continuación, de ninguna manera representan hechos
llevados a cabo en otro tiempo o época en distinción con lo hecho por Dios en
el verso 1. Algunos creen que hay
millones de años entre los versículos 1 y 2.
Estas ideas son parte de la llamada, "Teoría de la brecha",
¿qué teoría es esa? Ella postula que existe un lapso indefinido de tiempo entre
Génesis 1:1 y Génesis 1:2. Este lapso de tiempo usualmente se entiende como uno
bastante extenso (millones de años) y también se dice que abarca las llamadas
“eras geológicas.” Los proponentes de la
teoría de la brecha postulan que un juicio cataclísmico fue decretado sobre la
tierra como resultado de la caída de Lucifer (Satanás), y que los versos
subsiguientes de Génesis capítulo 1 describen una re-creación o reformación de
la tierra a partir de un estado caótico y no un esfuerzo inicial de creación
por parte de Dios. Tal cosa es un error,
y no representa sino el torpe esfuerzo por querer armonizar lo que dice la
Biblia con una mala ciencia. Dado que las teorías científicas declaran que la
tierra tiene "millones de años", algunos predicadores no pueden creer
que la Biblia declare que la creación fue llevada a cabo en un periodo corto de
siete días, y así, tener una creación joven. Ellos no quieren creer eso, y
entonces inventan teorías como esa, y así no parecer ignorantes ante las críticas
que el mundo incrédulo hace de la narración bíblica (Véase verso 1, comentarios
sobre "bará").
“la tierra estaba”
Los promotores de la "teoría de la
brecha", afirman que la palabra "estaba", en realidad significa
"se volvió", o "llegó a ser", dando a entender así que, la
tierra, como es descrita en el verso 2, no tuvo ese estado caótico al
principio, sino que con ese cataclismo que trajo Dios sobre la tierra, entonces
es que ella "llegó a ser desordenada". Es verdad que en diversos contextos la
palabra "hayah" significa "llegar a ser" o
"volverse" (cfr. Génesis 3:22; Génesis 19:26; Génesis 21:20 y Éxodo
7:19; Éxodo 8:17; Éxodo 9:10). Pero, al considerar todos los textos antes
citados, se hace evidente el uso del término "hayah", y en cada caso,
ninguno de los sujetos bajo consideración existía originalmente en la condición
mencionada. La esposa de Lot no era una
estatua de sal, ni tampoco el agua era sangre, sino que "llegó a ser"
sangre, y la mujer llegó a ser una “estatua de sal”. No obstante, es el contexto en cada pasaje el
que nos indica, naturalmente, ese uso peculiar del término
"hayah". Sin embargo, en otros
contextos, en el que se incluye Génesis 1:2, la palabra "hayah" no significa
"llegar a ser", sino que describe al objeto en su estado natural o
actual en determinado momento. Por
ejemplo, en Jonás 3:3, dice que Nínive, "era una ciudad grande en
extremo". Nínive
"era", "hayah", y nadie se atrevería a declarar que Nínive
"llegó a ser" o "se convirtió" en una ciudad grande cuando
Jonás entró en ella, ¿verdad? Cuando Jonás entró en ella, "hayah",
describe su condición existente en ese momento. De la misma manera en Génesis
1:2, "hayah" describe la condición existente de la tierra en el
momento mismo de su creación. No hay
nada en el verso 1 que nos lleve a entender dicho término de otra manera. Así
estaba la tierra, esa era su condición al momento de ser creada. La única
manera de entender ese término con otro sentido que el que naturalmente tiene,
es metiendo una "teoría" en medio de los versos 1 y 2. Sin embargo,
esa teoría no es bíblica, no es de Dios, sino de los hombres. Dejemos el texto
como está, y entendamos el término tal como debe ser entendido. Así estaba la
tierra el día que fue creada.
“desordenada y vacía”
Estas palabras
describen la condición de la tierra al momento de ser creada. Los promotores de
la "teorgía de la brecha" dicen que no, que tal condición es efecto de un juicio divino que cayó
sobre la tierra, destruyendo a la humanidad pre adámica. Para fundamentar esa tesis, nos apuntan a dos
textos bíblicos, a saber, Isaías 24:1 y Jeremías 4:23, en los que aparecen las
mismas palabras de nuestro texto. Es
verdad que las frases, "vacía la tierra y la desnuda" y "asolada
y vacía" son el efecto propio del juicio de Dios que dejó caer sobre las
ciudades allí involucradas. Sin embargo, la interpretación de dichos términos,
como siendo efecto de un juicio divino, se debe precisamente a que el contexto
así lo indica. Tales expresiones no
están solas. Las acompaña un contexto por el que podemos saber la causa de su
condición, y en ese contexto, efectivamente, tal estado es debido a un
juicio. Por su parte, el contexto de la
frase, "desordana y vacía" en Génesis 1:2, no es un juicio divino,
sino el acto mismo de la creación. Luego, la condición de la tierra es efecto
mismo de la creación, y no de cierto juicio que alguien suponga, introduciendo
un contexto ajeno al que Génesis mismo determina. Entonces, una cosa es que
aquellas ciudades estén arruinadas debido al juicio descrito en el contexto, y
otra cosa es que la tierra tenga dicha condición por las mismas razones. El
contexto hace imposible semejante interpretación. En Génesis no hay juicio, no
hay ruina, sino el acto de crear. Al momento de la tierra ser creada, en ese
instante se encontraba desordenada, sin forma y vacía, es decir, sin vida, ni
habitantes. Las condiciones terrestres
en ese preciso momento no eran apropiadas para la vida. Pero solo fue en ese
momento, en el momento mismo de que fue creada.
En Isaías 45:18, dice que Dios no creó la tierra "en
vano". En este pasaje aparece la
palabra "tohu", y así, algunos interpretan que al momento de ser
creada la tierra, no fue creada "en vano", es decir,
"vacía" o "inhabitada", y que solamente llegó a ese estado,
precisamente por un evento desastroso que ocurrió entre el verso 1 y el verso
2. Sin embargo, una lectura cuidadosa del texto de Isaías, nos hace entender el
pasaje como una indicación del propósito por el cual Dios hizo la tierra, y no
como una referencia a su condición.
Isaías dice, "para que fuese habitada la creó". La tierra fue
"formada", "compuesta" o "creada" precisamente
para ser "habitada". No fue creada "en vano", es decir,
para estar vacía. Luego, el texto no
habla de las condiciones de la tierra, sino sobre el fin por el cual fue
creada. Una cosa es declarar el propósito, y otra cosa es explicar las
condiciones. No se confunda.
"el Espíritu se movía
sobre la faz de las aguas".
¿Quién se movía? No se movía "la fuerza de
Dios", sino el "Espíritu de Dios", traducción del hebreo "Ruah
Elohim". Desde luego, toda
palabra tiene un significado radical. "Ruah" es "viento",
pero no quiere decir que Dios sea "viento", ¿verdad? (cfr Juan
4:24). Traducir la frase, "Ruah
Elohim", como "la fuerza activa de Dios", no responde a una
traducción, sino a una interpretación. Quienes promueven esa clase de
traducción, lo hacen porque niegan la personalidad del Espíritu Santo. No
obstante, la personalidad del Espíritu Santo es revelada en la Biblia. El Espíritu Santo enseña, recuerda, consuela
y guía (Juan 14:26); da testimonio (Juan 15:26); guía, hablando lo que oye, y
declarando cosas futuras (Juan 16:13); aboga o intercede (Romanos 8:27); concluye
verdades de manera razonable (Hechos 15:28); habla frases enteras y
comprensibles (Hechos 8:26; Apocalipsis 14:13); escoge y llama para el
ministerio (Hechos 13:2); envía obreros a predicar (Hechos 13:4); es llamado
Dios (Hechos 5:3, 4); habló por medio de los profetas (Hechos 28:25); oír al
Espíritu Santo es oír a Jehová (Hechos 28:25 con Isaías 9:6); crea y da vida
(Job 33:4); inspiró a los escritores bíblicos (2 Pedro 1:21); es omnipotente
(Romanos 15:3; 19); es adorado (Salmo 95;6-9; Hebreos 3:7-9 con Isaías 63:19 y
Hechos 7:51); tiene “intención” o “mente” (Romanos 8:27); puede “entender” o
“comprender”, lo cual implica su “inteligencia” (1 Corintios 2:11); es
omnipotente (Romanos 15:13); ama (Romanos 15:13); determina con voluntad (1
Corintios 2:11); es creador (Job 33:4), convence (Juan 16:18), manda y prohíbe
(Hechos 8:29; 11:12; 16:6, 7); explica (1 Timoteo 4:1); dio a los hombres la
habilidad de hablar en varios dialectos (Hechos 2:4); obró el milagro de la
concepción en la virgen María (Mateo 1:20); sella a los santos (Efesios 4:30);
intercede por los santos (Romanos 8:26); puede ser entristecido (Efesios 4:30);
se le puede hacer enojar (Isaías 63:10); invita (Apocalipsis 22:17) y clama
(Gálatas 4:6).
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